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Las recientes revelaciones de multimillonarias estafas de clanes cubanos del exilio histórico, asentado en la Florida desde los años 60; el recorte de los más de $100 millones de dólares anuales otorgados por el Gobierno federal para sustentar sus organizaciones políticas desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959 y las inesperadas renuncias de los políticos cubano americanos Melquiades "Mel" Martinez (Senador) y Lincoln Diaz Balart (Congresista), confirman su agonía no por anunciada menos esperada.
Trasplantados con abogados y doctores, miles de personajes políticos y sus acólitos de la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista (a quien el Gobierno federal norteamericano no admitió en su suelo), se radicaron en Miami y participaron desde entonces en cuanta aventura sangrienta las instituciones de inteligencia y los peores intereses de la sociedad norteamericana crearon: léase los plomeros del Watergate, la invasión de Playa Girón y el Golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende en Chile.
Durante décadas fueron venciendo la resistencia de las diferentes comunidades originarias en el área hasta que enriquecidos con el lavado de dinero del trafico de drogas y la ayuda federal para sustentarlos, comenzaron a vincularse a la política local, primero y luego estatal y federal para implantarse como seguidores implacables de los peores intereses ultra conservadores, racistas y anti migrantes de la sociedad norteamericana.
Pero todo lo bueno se acaba, el país se renueva y ante el descontento popular y la interminable crisis económica extendida a todo lo largo de este inmenso territorio, este dique reaccionario comienza a desmoronarse, sin el apoyo de sus instituciones matrices, develándose uno tras otro sus delitos a todos los niveles.
No hay esperanza para ellos, sólo el basurero de la historia. Al menos cientos de miles de inmigrantes cubanoamericanos, sobreviviendo en las precarias condiciones laborales del sur de la Florida, pueden regresar a Cuba para el reencuentro familiar y la compasión de la atención médica gratuita, pero estos miserables, sólo quedarán como el amargo recuerdo de una generación que destruyo un país, provocó una revolución y aquí, con el chantaje y el robo se enriqueció a la sombra del poder imperial.
Bye bye Cubanito. El tiempo se te terminó.
Coral Gables, FL marzo 2010